Aplicaciones de la fitoterapia
La fitoterapia es una forma milenaria -tan antigua como
el hombre- de curar e incluso prevenir las enfermedades mediante el uso
de las propiedades medicinales de las plantas o de una parte de ellas
(hojas, raíces, corteza), que se utilizan en diferentes formas:
- Tisanas.
- Infusiones.
- Extractos.
- Macerados.
- Píldoras.
- Ungüentos.
- Lociones, etc.
Sin embargo, el desarrollo científico y tecnológico ha permitido
identificar las sustancias activas de las diferentes plantas, que luego
se han sintetizado y con las que se han desarrollado numerosos
medicamentos, desplazando en la mayoría de los casos a las propias
plantas de las que proceden.
No obstante, en la actualidad los laboratorios farmacéuticos continúan
investigando con plantas de todo el mundo con el fin de descubrir
principios activos que permitan obtener y desarrollar nuevos fármacos,
que primero son probados en el laboratorio para determinar su seguridad,
su toxicidad y antes de tratar de demostrar su eficacia clínica en
ensayos clínicos controlados.
Ello no quiere decir, sin embargo, que la fitoterapia no
sea eficaz y segura. Una sola planta puede contener numerosas
sustancias o principios activos de acción de acción terapéutica, por lo
que cada una de ellas puede ser utilizada en el tratamiento de
diferentes enfermedades. La utilidad de cada una de ellas o, si se
prefiere, sus propiedades curativas vienen determinadas fundamentalmente
por la experiencia adquirida a lo lardo de muchos siglos y culturas
diferentes.
El problema radica en que, pese a su milenarismo, la fitoterapia -salvo
algunas excepciones- no se ha sometido al método científico para
confirmar su posible eficacia clínica y queda, por tanto, un amplio
campo de conocimiento por descubrir en relación a las aplicaciones
terapéuticas reales de las plantas.
La fitoterapia tiene remedios para todos los males y se
pueden considerar seguros en la medida en que las concentraciones de
principios activos en la propia planta son bajas (solo las plantas
venenosas o tóxicas revisten un peligro inmediato para la salud), por lo
que el efecto no suele ser muy apreciable a corto plazo. Sin embargo, no se conocen los efectos que el resto de los componentes
químicos de una planta pudieran tener sobre otras partes del organismo
diferentes a las que se desea tratar. Asimismo, se ha demostrado que
algunas plantas alteran la farmacocinética (absorción, actividad y
eficacia) de diversos medicamentos, por lo que no deberían utilizarse
cuando se sigue un tratamiento farmacológico, salvo que esté comprobado
que no tienen interacciones con el mismo.
Ahora, en España la venta de plantas de uso medicinal está empezando a
ser regulada y limitada a establecimientos autorizados, en los que
únicamente se pueden vender en bolsas u otro tipo de envases precintados
y de manera independientes, es decir, sin mezclar con otras plantas.
La fitoterapia moderna ha comenzado a basarse en los
conocimientos de farmacología y se han generado miles de productos que
se comercializan en parafarmacias, farmacias, tiendas de dietética y
otros establecimientos autorizados que garantizan un uso correcto y
seguro de los mismos, ya sea como complementos o suplementos
nutricionales o preparados más complejos elaborados a partir de
extractos de plantas.
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